
Por: El vicioso de San Telmo
Saboreando cada una de las sensaciones, instante por instante, las almas abandonadas recorren los tiempos. Eternos rebeldes creando eternas revoluciones, ignorantes ignorados, tristes marionetas olvidadas. Defendiendo ningún ideal, se proponen no ser, no pensar, no actuar. Marginados de esperanza, se divierten viendo al mundo desde el umbral, volcando tristeza de tanto en tanto, consumiendo libertad, celebrando estar ahora y nunca más, todos los días. Así es que las almas juegan a la vida, haciendo trampa siempre que se pueda y aceptando la condena que su ansiada libertad merezca, sin preguntarse quien escribió las reglas ni intentar cambiarlas; el secreto del juego es muy simple: divertirse y así ganar.
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